2014
Los BRICS en el nuevo escenario económico mundial y el desafío de UNASUR

En el marco de la VI Cumbre Anual de los países emergentes integrantes del bloque BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en Fortaleza, Brasil, se terminaron de definir y ultimar los detalles para la creación de un Nuevo Banco de Desarrollo, con un capital inicial de U$S 50.000 millones (que luego se ampliaría a U$S 100.000 millones). Una institución financiera que significará un invalorable instrumento de financiamiento para iniciativas centradas en la infraestructura y desarrollo, ofreciendo garantías, préstamos y hasta participación de capital en emprendimiento tanto en los países que conforman el grupo como en otras naciones, poniendo en jaque la hegemonía global de entidades como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Se prevé que el Banco de Desarrollo entre en vigor a partir de 2016. 

Su sede se emplazará en Shanghai y será presidido por Brasil durante el primer lustro; luego su presidencia se alternará cada 5 años entre el resto de los socios, a diferencia del BM o del FMI. El acuerdo deberá ser ratificado por cada uno de los Parlamentos de los países miembros.

Asimismo, se convino la creación de un fondo contingente de reservas internacionales por U$S 100.000 millones, a efectos de morigerar los efectos de movimientos especulativos de capitales que originan volatilidad en muchas economías emergentes (más aún en épocas en las que Estados Unidos procura poner fin a su fuerte política de expansión monetaria) y estabilizar desequilibrios de balanza de pagos de los países del bloque.

A nivel sudamericano, se identifican esfuerzos similares en este sentido, que contrastan lamentablemente con los avances de los BRICS. A fines de 2007, los mandatarios de Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia, Uruguay, Ecuador y Paraguay firmaron en Buenos Aires el acta constitutiva del Banco del Sur, institución necesaria para la consolidación regional, para ganar autonomía de las instituciones multilaterales tradicionales, para ofrecer condiciones ventajosas materia de plazos y tasas de interés, y para ser aplicados a proyectos de desarrollo, infraestructura e integración regional. Sin embargo, el proyecto permanece virtualmente congelado debido a que no se consiguió progresar en la definición y realización de los aportes de capital que posibilitaran establecer el banco. Sumado a esto, en 2011, las naciones integrantes de la UNASUR anunciaron la creación de un fondo común de reservas internacionales. Hasta el momento, no se ha logrado materializar ese proyecto.

¿En qué radica la creciente gravitación de los BRICS?
En su origen compuesto sólo por Brasil, Rusia, India y China, el bloque comenzó a captar la atención de la comunidad internacional por sus robustos crecimientos y los crecientes flujos de inversión que recibían y que actualmente representan el 20% de la inversión mundial. BRIC recién se configuró oficialmente como tal en 2008, año en el que se emitió la primera declaración conjunta, y a partir de entonces comenzaron las reuniones oficiales como bloque, al que en 2010 se sumó Sudáfrica, en representación del continente africano.
Desde entonces pujan por conseguir una mayor representación en instituciones financieras internacionales en consonancia con su relevante papel en los principales organismos internacionales, y mostrándose inconformes con el estancamiento de la reforma del FMI, que debe dar más poder a los emergentes. A pesar de ello, no han obtenido respuestas favorables.

Su influencia política se evidencia en que son destacados jugadores en espacios muy diversos como miembros activos en la ONU, el G-20, el FMI y el Grupo de los 77.

A pesar de las diferencias entre los países de los BRICS, están revelando un nuevo modelo de cooperación global, de multipolaridad, y con nuevos actores en el plano geopolítico mundial, que trasciende los habituales patrones este-oeste y norte-sur, y refuerzan el concepto de comercio Sur-Sur. Además, han abogado históricamente por una menor dependencia del dólar como moneda de reserva internacional y de su generalizada utilización en el comercio entre naciones.

La incursión, consolidación y crecimiento de los últimos años del bloque, constituye un fiel reflejo y manifestación de la multipolaridad del orden geopolítico, económico y financiero mundial imperante en la actualidad, con el liderazgo de países en vías de desarrollo, rompiendo con la histórica dependencia de los centros de poder financieros, económicos y políticos internacionales.

Los medios conservadores internacionales han intentado menoscabar sus logros, arguyendo que sus fundamentos se habrían deteriorado, ya sea por la desaceleración en el ritmo de crecimiento de sus economías, por diferencias internas entre sus integrantes o por escasez de nuevas iniciativas.

Su rol estratégico se pone de manifiesto frente a una coyuntura donde prevalecen signos de debilitamiento en las principales economías denominadas avanzadas, como la economía norteamericana y algunos países de Europa, que siguen experimentan los coletazos de una profunda y prolongada crisis. Si bien los BRICS no han estado exentos de los efectos de la crisis económico-financiera con génesis en los Estados Unidos, sus economías han cobrado una inédita y activa participación en la explicación del progreso del mundo, contribuyendo a mantener un equilibrio en la economía mundial, compensando el retroceso previamente mencionado.

La autoridad de los BRICS en los asuntos internacionales y su predominante poderío económico se basa en que representan alrededor del 25% del PBI mundial, reúnen al 43% de la población, explican el 15% del comercio mundial y el 45% de la fuerza laboral. Impactante.

En el presente escenario económico global, se abren las puertas para que América latina desarrollar sus propias instituciones a efectos de esbozar una arquitectura financiera regional que persiga el objetivo de preservarse de las políticas promovidas desde el FMI y las políticas de ajuste que impulsan Estados Unidos y Europa. Es preciso reforzar y consolidar la integración financiera regional, fomentando la cooperación e incrementando los niveles de confianza entre los países de la UNASUR, por ejemplo mediante un sistema multilateral de pagos cimentado en el uso de las monedas locales para transacciones comerciales intrarregionales.

Fuente : OETEC
http://www.oetec.org/nota.php?id=594&area=14